25 jun 2012

La narrativa gótica.

Hundida en la profundidad de todas las épocas y recorriendo toda la amplitud terrenal, la inquietud renace, una y otra vez, como una de las emociones incontroladas con la que el ser humano debe de convivir. Esta inquietud desorbita el raciocinio de aquellos que deciden indagar en lo oculto, lo desconocido, lo siniestro o lo misterioso... 


Si por ende, decidimos dar rienda suelta a nuestras inquietudes más oscuras y nos adentramos en ese mundo de sombras, y a poder ser, para enriquecer la trama, en un tenebroso castillo de arquitectura medieval con sus sótanos, criptas y pasadizos o en un frío, silencioso y lúgubre monasterio donde se respire una atmósfera asfixiante, donde el misterio y el suspense caminen de la mano a nuestro lado consiguiendo que nuestros sentidos e instintos más primarios se agudicen a la espera de un suceso sobrenatural de difícil explicación, y nuestras emociones se desboquen hasta ser absorbidos por un mundo desconocido donde primen patéticas falacias y larvados erotismos, estaremos probablemente siendo testigos de primera mano o tal vez protagonistas sin saberlo de una novela de terror gótico.

La narrativa gótica surge en Inglaterra a finales del siglo XVIII, su obra fundadora fue “El castillo de Otranto” cuya primera edición apareció en 1764 siendo su creador el escritor, político y arquitecto Horace Walpole, iniciando así un género literario que llegó a su cúspide como tal a principios del siglo XIX.


El castillo de Otranto
Horace Walpole
Alianza Editorial
Es por ello que el género gótico esta íntimamente relacionada con el romanticismo del siglo XIX. Bien es sabido que el romanticismo surge en la segunda mitad del siglo XVIII en Inglaterra y Alemania. Anteriormente, la arquitectura y literatura dominantes pertenecían al movimiento neoclásico, que reivindicaba el mundo clásico, el predominio de la razón y de la armonía. Pero este nuevo movimiento cultural y político, en contraposición al neoclásico, reivindicaba una reacción contra el predominio de la razón, una oposición clara al racionalismo que negaba todo lo sobrenatural.

El género gótico surgió con una gran fuerza de atracción hacia lo oscuro y lo caótico reivindicando la emoción frente a la razón. Igualmente el romanticismo reivindicaba dar espacio a la emoción, a la muerte, al mundo de los espíritus, a lo siniestro, por lo cual estará omnipresente en lo gótico, que no es, ni más ni menos, que una vertiente englobada dentro del  romanticismo.

Por lo tanto, la narrativa más característica del género que nos ocupa navegará entre dos aguas, entre lo bello y lo sublime. Sublime en tanto que se caracteriza por unas descripciones extenuantes de los escenarios, de los personajes y de las emociones de estos a lo largo de la trama, con la idea de producir en lector la perdida de la racionalidad transformando su imaginación, quedando a la deriva del sentimiento del displacer... Puede ser tan puramente bello que produce dolor en vez de placer.

Entre 1765 y 1820 aparecieron innumerables textos con este sentimiento morboso y angustiante, obras como la nombrada anteriormente y otras que aparecían en formato reducido, es decir, las afamadas novelas por entregas, que conseguían mantener el suspense y avivar la curiosidad lectora dosificándola con la espera, avivando de ese modo la inquietud del lector. En 1796 se publica “El Monje” de Matthew Gregory Lewis, una novela escabrosa y anticatólica que afianzó el gótico como género literario transgresor y  diferenciador por su crudeza, siendo esta una de las novelas más populares del romanticismo.



El Monje
Matthew G. Lewis
Valdemar 
A partir de entonces la narrativa gótica sufre un declive, se hunde entre la fangosa mezquindad social durante unos años, y no es hasta la primera mitad del siglo XIX cuando vuelve a renacer, dando paso a lo que se conoce como el terror moderno, una nueva etapa literaria que dejaría obsoleta a la narrativa gótica más tradicional, esta nueva literatura exploraría el factor psicológico que dará comienzo a una nueva etapa que tendrá como precursores a grandes figuras de la literatura mundial como Edgar Allan Poe o Howard Phillips Lovecraft entre otros muchos, pero esto es ya otra historia, otra inquietud... 

Artículo escrito por Diego L.G para la revista Dimensión Paralela

1 comentario :

  1. Extraordinaria lección de historia sobre literatura y una gran agudeza expositiva para fomentar, no sólo la obra de "El Castillo de Otranto" o "El Monje", sino también vincularlas a su corriente literaria y encontrar otras referencias literarias para los entusiastas de este género.

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