A finales de 1938 se publicaba por parte de la editorial National Allied Publications (más tarde DC Comics) el nº 1 de la revista Action Comics que mostraba una portada de lo más sorprendente. En ella aparecía una especie de forzudo circense vestido con unas mallas de luchador de vivos colores… ¡Levantando en el aire un coche! Los niños americanos, llenos de ávido asombro, rebañaron los bolsillos de sus padres para llevarse a casa el sorprendente artefacto. El personaje en cuestión llevaba el muy niestzscheniano nombre de Superman y había llegado para revolucionar la industria. Los piratas, los hombres del espacio y los aventureros varios habían quedado barridos de un solo soplo de superaliento. Ya nada volvería a ser lo mismo. Habían llegado los superhéroes.
Y cómo. Debido al enorme éxito de su forzudo extraterrestre, en mayo de 1939 National introduce en el nº 27 de su revista policiaca Detectice Comics un nuevo luchador enmascarado (costumed characters los llamaban en la época, el término superhéroe vendría después) con un disfraz aún más estrafalario y un nombre inquietantemente evocador: The Batman, el Hombre Murciélago. La locomotora estaba en marcha e iba arrollándolo todo.
A finales de 1939 el editor Everett M. Busy Arnold, de Quality Comics, había decidido explorar el formato de los suplementos dominicales de los periódicos. Estos estaban orientados al público infantil y parecía que estaban teniendo bastante éxito. Tras ponerse en contacto con varios diarios, Arnold comenzó la búsqueda de autores para su suplemento. Tras descartar a algunos, decidió llamar a un viejo conocido que contaba con la ventaja de tener estudio propio. El hombre que contestó a su llamada se llamaba Will Eisner y aunque entonces no lo sabían, estaban haciendo Historia del Cómic.
Entre ambos decidieron el contenido de la revista. Si, pondremos un mago, que da mucho juego. Que se llame Mr. Mystic que queda misterioso y rimbombante. Si, una chica también, que a los chavales les gustan las féminas guapas y decididas. ¿Lady Luck? Bien, de acuerdo, pues Lady Luck. Oye, Will, quiero algo diferente para las páginas principales de la revista. ¿Has visto el tirón que tienen los personajes disfrazados? National está haciendo un montón de dinero con esto. Quiero que me hagas uno para el suplemento. Si, ya sé que no te gustan, pero es lo que se lleva. Ponte a ello, Will.
Eisner no tenía ninguna intención de hacer un personaje disfrazado. El quería crear una historia de detectives que pudiera dirigir a un público más adulto. Para contentar a Arnold, al traje elegante de chaqueta cruzada, corbata y sombrero que había dibujado para su detective añadió unos guantes y un pequeño antifaz que más bien parecía formar parte de la cara del personaje en vez de ser una prenda. Estupendo, Will, vamos a arrasar. ¿Qué te parece el nombre de The Ghost para tu detective? Suena bien, ¿eh? Inquietantemente evocador. Vale, vale, no hace falta que me insultes. ¿Qué tal The Spirit?
Denny Colt es un detective privado que colabora con la policía de Central City, ayudando a su amigo el comisario Dolan en sus investigaciones. Una noche descubre la guarida del malvado Dr. Cobra, pero queda empapado por uno de los maquiavélicos compuestos químicos del doctor y dado por muerto. Es enterrado en el cementerio de Willwood, donde despertará horas después, emergiendo de su tumba. Para ocultar su resurrección a los criminales, se coloca un antifaz y adopta el nombre de The Spirit, el Espíritu, para llevar el terror al corazón de los malvados.
Eisner se encarga del personaje junto con los colaboradores contratados de su estudio hasta que es llamado a filas en 1942 para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Ya en esta etapa Eisner desarrolla un estilo que será crucial para el noveno arte, y que tuvo su origen en la necesidad de adaptar los pliegos dibujados al tamaño del formato del suplemento dominical. Eisner convierte la maquetación en una ventaja y transforma el método narrativo del cómic. Así, por primera vez de manera habitual y consciente, las viñetas no tienen porqué seguir el orden clásico de tres por tres. La viñeta puede romperse, o superponerse, o largarse, o los personajes pueden salir literalmente de la misma, rompiendo las dos dimensiones. Y todo se hace de manera controlada, artificios al servicio de la historia, creando un lenguaje visual nuevo. Este es el gran adelanto de Eisner antes de la guerra. Pero habría mucho, mucho más cuando volviese de ella.
Tras dejar la revista en manos de sus colaboradores, Eisner regresa de la guerra en 1945. Todo va a cambiar. Lo que ha visto en la guerra le ha transformado como persona y como autor. A partir de ahora no va a haber más aventuras insulsas, no más villanos de turno, no más vacío. A partir de ahora Eisner quiere contarles cosas a los padres de los niños que compran la revista. A partir de ahora Eisner va a escribir y dibujar Arte.
Spirit pasa a ser una excusa dentro de su propio cómic. Eisner se dedica a narrar historias de gente cotidiana envuelta en situaciones que les superan. Así, el asesino de nombre extraño y extranjero pasa a ser un hombrecillo corriente, un veterano de guerra, que se ve empujado al crimen por circunstancias que no puede controlar. Otra historia será una comedia agridulce sobre la navidad, o el relato de un suicida. Todo bajo la luz de un cínico pero afectuoso humanismo. Si hay algo que derrochan las páginas de Eisner es cariño por el género humano, aunque parezca que todo es sombrío y la lluvia lo manche todo. En Spirit, Eisner pasa a tocar todos los géneros, creando una obra de un maravilloso eclecticismo, repleta de múltiples lecturas y filosofía urbana.
Escrito por Lope A.
Excelente trabajo. Enhorabuena por tu inestimable aportación al mundo del cómic.
ResponderEliminarPerfecto comentario Lope, no digo mas.
ResponderEliminarInteresantes comentarios para los amantes del cómic, Lope.
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